Samstag, 19. Juni 2010

VISION Y PANORAMA








Es como el aire maduro del árbol del tiempo, entre las hojas pardas del ocaso. Huele a metal dorado,a singladura acabada entre silencios bajo el pendón de la añoranza.

Todo es hueco ingente de valores que resuenan a otro tiempo; aunque caminen sus gentes en el velocípedo del momento, con el pedaleo forzado para llegar. Verdes infinitos de la naturaleza, que se obstinan felizmente en crear raíces de un hoy que nunca llegarán a la mañana pretendida.

Hay secuencias de un eco que resuena, constante e indeleble, como la voz de un sueno imposible. Y se mecen las horas en un columpio de flores otoñales, que vienen y van en busca de una paz sin problemas-

Caminos, sendas, vericuetos indefinidos, susurros de otras rutas de antaño, que discurren entre la fisonomía de su personalidad; aspectos de sus formas prolongadas en los suspiros de aquel contexto de siempre.

Como una canción del eco; como un murmullo de rémoras matemáticas que definen su ecuación personal; como el hueco indefinido de lo inmaterial e intangible.

Así veo esta ciudad: Luxemburgo.

Martín Giménez Vecina

Donnerstag, 17. Juni 2010

SERRAT - LA MUJER QUE YO QUIERO - CUBA 1973?


A esos bellos momentos de infancia, cuando mis hermanos me llevaban de su mano a sus conciertos en la Habana! como echo de menos a mis queridos chicos!

Freitag, 11. Juni 2010

Consuelo!






...y pasan rotundas,categoricas las horas,
emancipadas parten a agotar los espacios
que denuncian tu ausencia en el letargo.
Sigue el tortuoso ruido
acomodado a la pared,
esa pared de flechas y sentencias,
...que no retrocede nunca
ni para excusarse ni para esconderse...
solo sigue y sigue...y sigue,
abrumando minutos,horas y segundos.
perturbando amaneceres,
regateando le al sueno una gota retardada.
...y luego, a la vida,
al ruido,
al compás de pasos incontenibles
sin espera.
y al fin, al filo de una sentencia,
en el momento en punto,
clavada la flecha en el centro del hemisferio,
Caerá la séptima campanada...
y con ella,
la sombra de tu sonrisa dibujada en la tarde
que, aturdida de los estrujes y agetreos de mi ausencia
amparan mi reloj retorcido de no hallarte.



Barbara Perea!

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Los cincos Toritos Negros!


Tus cinco toritos negros

Contra mis cinco sentíos,
tus cinco toritos negros:
torito negro tus ojos,
torito negro tu pelo, ..
torito negro tu boca,
torito negro tu beso,
y el más negro de los cinco
tu cuerpo, torito negro.

Barreras puse a mis ojos,
tus ojos me las rompieron.
Barreras puse a mi boca,
tu boca las hizo leño.
Puse mi beso en barreras,
tu beso las prendió fuego.

Barreras puse a mis manos,
las hizo sombra tu pelo.
y puse barreras duras
de zarzamora a mi cuerpo,
y saltó sobre las zarzas
el tuyo, torito negro.

¡Deja, que no quiero verte!
¡Déjame, que no te quiero!

Y luego monté mis ojos
sobre un caballo de miedo;
tus ojos me perseguían
como dos toritos negros.
y luego metí mis manos
bajo un embozo de fuego;
...tu pelo se me enredaba
igual que un torito negro.
y luego junté mi boca'
contra la cal de mi encierro;
...tu boca estaba acechando
igual que un torito negro.
y luego mordí mi almohada
para contener mi beso;
tu beso me corneaba
igual que un torito negro.
y luego arañé mi carne,
de tentación y deseo,
para que no gritara
que yo te estaba queriendo;
y tu cuerpo encandilado
mimbre, luna, bronce y fuego
se me plantó ante mis ojos
igual que un torito negro.

¡Deja, que no quiero verte!
¡Déjame, que no te quiero!

El aire del cuarto estaba
temblando con tu recuerdo.
Cien caballos en mis venas,
al galope por mi cuerpo;
y yo, jinete sin rienda,
luchando por contenerlos.
Cien herreros en mi boca,
trabajando con mis besos,
y yo queriendo ser fragua
para poder deshacerlos.

Cien voces en mi garganta
gritándome que te quiero,
y yo, ¡mentira infinita!,
gritando que no te quiero.
Salí a por aire al balcón...
me tropecé con el cielo;
aquel cielo quieto y hondo,
verde, blanco, azul y negro,
igual que el de aquella noche
de nuestro primer encuentro,
en que me hirieron al paso
tus cinco toritos negros.

Y me acordé de aquel aire
que jugaba con tu pelo
como un niño a quien le gustan
los caracolillos negros.

Y me acordé de aquel rayo
de luna, fino y torero,
que puso dos banderillas
de luz en tus ojos negros.

Y de aquel dolor de labios
que nos quedó de aquel beso,
y de aquel dolor de brazos,
y de aquel dolor de huesos
y de aquella caracola
de amor, que quedó por dentro
con un mar de amor dormido;
" ¡que te quiero!, ¡que te quiero!"
y se me escapó la voz..,;
grité: " ¡Te quiero!, ¡te quiero!"
Y ya no junté mi boca
contra la cal de mi encierro,
y ya no mordí mi almohada
para contener mi beso,
y ya no arañé mi carne
de tentación y deseo.
Pegué mi boca a tu boca,
junté mi beso a tu beso,
y otra vez aquel dolor
de cintura, brazo y huesos...
pensando en aquella noche
de nuestro primer encuentro.

¡Te quise siempre! ¡Te quise!
¡Te quiero siempre! ¡Te quiero!

Aunque no puedo quererte,
¡te quiero!.
Aunque no debo quererte,
¡te quiero!
Aunque en cunas de tu casa
se está meciendo un almendro
¡te quiero!
Aunque yo tengo dos lirios
que se me cuelgan del cuello,
¡te quiero!
y aunque ponga mis barreras
de zarzamora y sarmiento
para que nunca la salten
tus cinco toritos negros:
torito negro tus ojos,
torito negro tu pelo,
torito negro tu boca,
torito negro tu beso,
y el más negro de los cinco
tu cuerpo, torito negro.

¡Te quise siempre! ¡Te quise!
¡Te quiero siempre! ¡Te quiero
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Mittwoch, 9. Juni 2010

Cuando los sentimientos jugaron al escondite!


Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso:

- ¿Vamos a jugar al escondite?

La INTRIGA levantó la ceja intrigada y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó:

- ¿Al escondite? ¿Y cómo es eso?

- Es un juego - explicó la LOCURA - en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.

El ENTUSIASMO bailó secundado por la EUFORIA, la ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso a la APATÍA, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la VERDAD prefirió no esconderse. ¿Para qué?, Si al final siempre la hallaban, y la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y la COBARDÍA prefirió no arriesgarse...

- Uno, dos, tres... - comenzó a contar la LOCURA.

La primera en esconderse fue la PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino.

La FE subió al cielo y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.

La GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos, ¿que si un lago cristalino? ideal para la BELLEZA, ¿que si la rendija de un árbol? perfecto para la TIMIDEZ, ¿que si el vuelo de la mariposa? lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD. ¿que si una ráfaga de viento? magnifico para la LIBERTAD.
Así terminó por ocultarse en un rayito de sol.

El EGOÍSMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él.

La MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris) y la PASIÓN y el DESEO en el centro de los volcanes.

El OLVIDO... se me olvidó donde se escondió... pero eso no es lo importante. Cuando La LOCURA contaba 999.999, el AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.

- Un millón - contó la LOCURA, y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la PEREZA sólo a tres pasos de una piedra.

Después se escuchó la FE discutiendo con Dios en el cielo sobre Teología y la PASIÓN y el DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la ENVIDIA y claro, así pudo deducir donde estaba el TRIUNFO.

El EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo. Él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la BELLEZA y con la DUDA resulto más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse.

Así fue encontrando a todos, el TALENTO entre la hierba fresca, a la ANGUSTIA en una oscura cueva, a la MENTIRA detrás del arco iris... (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta el OLVIDO... que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite, pero sólo el AMOR no aparecía por ningún sitio.

La LOCURA buscó detrás de cada árbol bajo, cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal y las rosas... Y cogió un palo y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escucho. Las espinas habían herido en los ojos al AMOR.

La LOCURA no sabía qué hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra:

EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA